La distinción, que reconoce a profesionales por su aporte a la creación de valor en el sector, se concedió por primera vez en 2009 y a partir de 2010 se otorga cada dos años, siendo ésta la primera oportunidad en que se entrega a un académico.

El académico de la Facultad de Ingeniería, ingeniero químico y doctor en Ingeniería Metalúrgica, Igor Wilkomirsky Fuica, reconocido como el inventor más prolífico del país, con sus 39 patentes nacionales y 21 en el extranjero, sumó una nueva distinción a su trayectoria universitaria.

Esta semana, la Asociación Gremial de Empresas para la Innovación y la Exportación de productos, insumos y servicios para el sector minero, Minnovex, decidió otorgarle el Premio Creación de Valor en la Industria, que lleva el nombre de Fernando Riveri, ingeniero fallecido en 2008 destacado por su colaboración con la minería en el sector público y privado.

La distinción, que reconoce a profesionales por su aporte a la creación de valor en el sector, se concedió por primera vez en 2009 y a partir de 2010 se otorga cada dos años, siendo ésta la primera oportunidad en que se entrega a un académico.

En su veredicto, el jurado valoró el trabajo del académico en importantes proyectos de ingeniería dura aplicada a la minería, dentro de los que destacan el diseño y construcción de una planta piloto para la producción carbonato litio, comprada por una empresa canadiense y otra, experimental, para el tratamiento de molibdenita, destinada Molyb/Codelco, entre otros.

Por otro lado, destacó que el Dr.Wilkomirsky es un fiel representante del gran talento que existe en el país; que sigue creando valor y mantiene su espíritu innovador y su búsqueda de soluciones a problemas desafiantes para la industria minera,  aportando su conocimiento de frontera.

“Es un merecido reconocimiento que premia una trayectoria dedicada a buscar soluciones novedosas a los complejos problemas asociados a los procesos metalúrgicos. El profesor Wilkomirsky es un ejemplo a seguir, ya que durante su vida universitaria ha logrado enfocar la investigación académica a la solución de problemas tecnológicos que tiene el sector industrial más importante de nuestra economía”, dijo el decano de la Facultad de Ingeniería, Luis Morán Tamayo, sobre la distinción.

“También es un reconocimiento al trabajo pionera de su departamento de nuestra facultad y de la Universidad”, agregó.

La noticia fue una “absoluta sorpresa” para el Dr. Wilkomirsky, ya que —dijo— no sabía que había sido postulado a este premio, al que considera es una distinción para el Departamento de Ingeniería Metalúrgica, al que pertenece.

“Yo soy la cabeza visible de un grupo de profesores, ingenieros, tesistas y estudiantes colaboradores, que ha trabajado durante décadas en el desarrollo de un montón de tecnologías, algunas más exitosas que otras. Lo tomo como un reconocimiento a nuestra Universidad y a su compromiso con el desarrollo tecnológico y con el país”, señaló.

Para el docente, el galardón tiene además el valor de ayudar a derribar la idea, “a veces muy generalizada”, de que las universidades “son puro pizarrón y teoría” y que no resuelven problemas reales.

“Esta es una manera de demostrar que no es así”, afirma este inventor de varias soluciones para la minería, de las que no se atreve a mencionar la que le ha dado más satisfacciones.

“Cuando uno tiene hartos hijos es difícil decir cuál es el preferido; hay varios (inventos) muy interesantes, pero no soy yo quien tiene que juzgar sino la empresa que lo aplica”, señala.

Con su conocimiento del sector, el investigador afirma que la situación de la minería en Chile es paradójica.

“El 55% de los dólares y yenes que llegan por las exportaciones de nuestros bienes provienen de la minería, de productos terminados, semi terminados y brutos; pero el peso que tiene la minería en la vida cotidiana de los chilenos es muy pequeño.  Se ve como algo que está lejos y que hasta molesta un poco, en circunstancias de que estamos viviendo de ello. Es evidente que la minería tiene que mejorar su imagen dentro de la comunidad chilena”.

Tecnologías propias

También, agrega, el sector tiene que avanzar en términos tecnológicos. “Tenemos que tener tecnologías propias, no podemos vivir pidiendo prestado cuando el agua nos llega al cuello, como está sucediendo con las fundiciones”.

El problema, acusa el académico, es que, salvo algunas excepciones, las tecnologías de las fundiciones están obsoletas y, así, no es posible competir.

“A pesar de ser el primer productor de cobre del mundo, no hemos sido capaces de desarrollar tecnologías propias; estamos ahora mirando lo que hacen los chinos, los finlandeses, los australianos para copiarlo. No me parece que sea el camino”, afirma y advierte que se corre el riesgo de tener que cerrar fundiciones, dejar personas desempleada, “además de llegar a una condición en que las exportaciones se convertirán en materias primas cada vez menos elaboradas”.

Como buen inventor, el académico no deja de pensar en ideas que sirvan al área que ha dedicado su carrera, “con hartos inventos, buenos y malos; unos que no sirven para nada y otros que han resultado”.

Cuenta que en este momento su grupo de trabajo está abocado al desarrollo de una tecnología de fundición para reemplazar la actual, buscando apoyos y postulando a fondos de Corfo.

“Tenemos apoyo de algunas empresas y estamos a la espera de la decisión de Corfo, que probablemente se conozca en agosto. Si la respuesta es positiva, vamos a tener algo que creo puede ser muy relevante para el país. Tenemos algo de camino recorrido; creo que tenemos un soporte sólido en la parte teórica, que ha sido validada con algunas de las pruebas que hemos hecho y pensamos que se puede llegar a buen puerto”.

Fuente: Noticias UdeC (15 junio 2020)