Un proyecto apoyado por CORFO busca bajar la contaminación atmosférica usando especies vegetales.
Uno de los temas ambientales que afecta en mayor medida a la población tiene relación con la calidad del aire. Desde los años 60 se han hecho distintos esfuerzos en este sentido, pero no se ha logrado cumplir los estándares de calidad primaria y secundaria vigentes.
Fiel reflejo de esta situación es el escenario actual al que se ven enfrentadas la mayoría de las ciudades ubicadas en la zona centro y sur, las cuales registran altos niveles de concentración de material particulado (MP), superando, en el caso del material más fino o MP2,5, los 20 µg/m3, establecidos como límite máximo anual.
Por ejemplo, según el último “Informe del Estado del Medio Ambiente” elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente el año 2011, a nivel nacional, regional y local en la Región del Bío Bío el mayor aporte de MP2,5 proviene de fuentes areales y del uso de leña. Además, señala el estudio, se estima que al menos 10 millones de personas están expuestas a una concentración promedio anual de MP2,5 superior al límite mencionado.
La presencia de estas sustancias en el aire implican molestias o riesgos para la salud de las personas, en particular poblaciones más sensibles como ancianos, niños y mujeres embarazadas.
Entre estas sustancias se destaca el MP pues se vincula en forma concreta a efectos adversos a la salud, en específico en el sistema respiratorio y cardiovascular, lo que ha implicado una restricción para el desarrollo de actividades deportivas o recreativas.
Por lo tanto existe la necesidad de un método que se presente como una respuesta de bajo costo energético y compatible con el medio ambiente que permita la captación del MP en suspensión para disminuir la contaminación.
En este contexto, la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción está ejecutando un proyecto que busca mejorar la calidad del aire, utilizando diferentes especies de musgos para captar el material particulado del aire, y en el cual la Sociedad Concesionaria Costanera Norte S.A. participa como empresa asociada.
Carla Pérez, Jefe del Área Medio Ambiente de UDT explica el objetivo del proyecto: “determinar el potencial de descontaminación atmosférica usando musgos y su aplicabilidad en zonas urbanas y, especialmente, las aledañas a las fuentes de generación, identificando las especies más idóneas, así como los requerimientos para su establecimiento y utilización”.
En este sentido, la aplicación que se plantea es utilizar cubiertas vegetales que funcionen como biofiltros para la captación del material particulado contaminante. Con esto se apunta a frenar el empeoramiento de las condiciones atmosféricas en las zonas urbanas, las cuales normalmente carecen de condiciones ambientales favorables para la depuración natural, como la falta de ventilación.
De acuerdo a lo anterior, se destaca la utilización de cubiertas vegetales por su probada capacidad para captar MP y metales, siendo además un recurso natural renovable y por lo tanto una tecnología sustentable. Las cubiertas vegetales pueden ser de monocultivos, combinación de plantas o comunidades de plantas, las cuales pueden ir desde simples pastos, musgos, plantas ornamentales o arbustos hasta árboles de mayor tamaño.
La técnica, que ya es usada en países desarrollados, se basa en las características de los musgos, los cuales pueden obtener gran parte de lo que necesitan para subsistir del material particulado presente en el aire. En el caso específico de los musgos su distribución como césped actúa como un biofiltro de elevada superficie, alta capacidad de retención, crecimiento exitoso en variadas superficies, realiza fotosíntesis por lo cual ayuda al control del CO2, tiene un bajo costo de mantención, elevada vida útil (10 a 15 años) y contribuye a reducir concentración de MP y metales en el aire pues debido a su estructura se pueden captar partículas contaminantes lo que llevaría a mejorar la calidad del aire, mejorando así la calidad de vida de la población.
Con la cooperación de los municipios, mediante la gestión de espacios destinados a la instalación y/o su mantención, más el aporte de las industrias generadoras y otros agentes vinculados a la calidad del aire, se podría componer parte de la solución que mejore las condiciones ambientales, en este caso, del aire que todos respiramos.
Esta iniciativa cuenta con el apoyo de InnovaChile de CORFO y tiene un plazo de ejecución de seis meses, finalizando en diciembre de este año.